Seguro que en algún momento has querido saber encontrar la estrella Polar y no has sabido cómo. No es tan fácil hacerlo como muchos creen, ya que es una estrella de poca (mediana) magnitud; es mas, si estamos en un sitio con mucha contaminación lumínica ¡no llegaremos a verla!

Una vez encontrada ésta sabremos donde se encuentra el norte y podemos orientarnos mejor en este horizonte norte que cambia poco a lo largo del año, únicamente la posición de las estrellas que, al igual que el total de la bóveda, van “girando” a lo largo de la noche alrededor de Polaris debido a la rotación terrestre.
A continuación tenemos la posición de las constelaciones del horizonte norte en diferentes momentos de la noche del pasado solsticio (21 y 22 de diciembre), de las cuales la última corresponde al momento de la entrada del invierno, oficialmente a las 06:31 horas.
Vemos como va girando el cielo pero la estrella Polar siempre está en el mismo sitio.




A lo largo del invierno (y del año) veremos en este horizonte norte prácticamente las mismas constelaciones sólo que irá cambiando la posición de éstas con respecto al norte.
En el horizonte sur, en cambio, tendremos acceso a la mitad de las constelaciones septentrionales (la otra mitad se encuentran al otro lado de la esfera, en la parte diurna.
Arriba del todo en el cenit encontramos a Pegaso, el caballo alado, constelación fácil de localizar por tener la forma de un gran cuadrado y que nos puede servir de guía para encontrar otras. A primera hora de la noche todavía vemos a Capricornio al oeste con Venus en este momento, y si seguimos una trayectoria en dirección al este pasando por la base de Pegaso, vamos encontrando otras contelaciones zodiacales: Acuario, Piscis con Jupiter, Aries y Tauro. En ésta última podemos apreciar la cabeza en forma de uve con Aldebarán en un extremo, el ojo del toro. A ésta misma constelación pertenece el cúmulo de las Pléyades en dirección al cénit.


A lo largo de la noche irán a pareciendo por el este Géminis (Cástor y Pólux), Cáncer, Leo y su primera estrella Régulo (donde podemos encontrar a Marte en este momento), Virgo y Espica (con Saturno muy cerca de ésta) y finalmente Libra, antes del amanecer.


La catedral del cielo
Pero si hay una zona en el cielo de invierno (podríamos decir que también en primavera) donde tenemos que fijar nuestra vista o apuntar nuestro telescopio, esa es Orión, el cazador. Con motivo es llamada “La catedral del cielo”, por todo lo que podemos encontrar en ella y en sus inmediaciones: estrellas de primerísima magnitud, nebulosas, cúmulos, la estrella más brillante de todas, Sirio, en Canis Major, uno de los perros que van siguiendo al cazador que con su arco apunta al toro.


Esquema de la bóveda celeste tal como la encontramos en el pasado solsticio de invierno:

Las imágenes de mapas, como la anterior, las he creado sirviéndome de Stellarium, programa gratuito muy recomendable para los aficionados a la Astronomía, sobretodo ahora que en esta época del año apetece menos salir al frio nocturno a observar el cielo y cuando además son mayoría los días nublados o lluviosos que no nos permiten hacerlo.
Se puede descargar aquí:
http://www.stellarium.org/es/