Como ya comenté en el primer post de presentación de este blog, debido al buen tiempo y a un mayor número de días despejados, ¿o debería decir noches? :o),quizás sea el verano la mejor época del año para empezar a mirar al cielo e ir aprendiendo las constelaciones más importantes para empezar a orientarse. En la fecha que estamos (mediados de septiembre) ya queda poco verano pero aún así no es tarde para empezar y seguro que todavía tendremos muchas noches llenas de estrellas.

Hacia el este, a la derecha de Casiopea, encontraremos el gran caballo alado Pegaso y la princesa hija de los reyes Cefeo y Casiopea: Andrómeda. En ella se encuentra la conocida Galaxia Espiral M31, Messier 31 o NGC 224, que es una galaxia espiral gigante. Es el objeto visible a simple vista más alejado de la Tierra, a 2,5 millones de años luz. Es la más grande y brillante de las galaxias del Grupo Local, que consiste en aproximadamente 30 pequeñas galaxias más tres grandes galaxias espirales: Andrómeda, la Vía Láctea y la Galaxia del Triángulo.
La galaxia se está acercando a nosotros a unos 300 kilómetros por segundo y se cree que de aquí a aproximadamente 3.000 a 5.000 millones de años podría colisionar con la nuestra y fusionarse ambas formando una galaxia elíptica gigante, asi que por ahora no tenemos que preocuparnos en exceso.

Pero lo mejor de esta época del año es el Triángulo de verano, formado por Vega en la constelación de la Lira, Deneb en el Cisne y Altair en el Águila.
Vega en particular, que ahora la encontramos en el cénit, arriba del todo en el centro de la bóveda celeste, es una estrella de primerísima magnitud que con el tiempo, dentro de unos 14.000 años, se habrá ido desplazando hasta ocupar el norte exacto, no como la estrella Polar, que además de no ser de las más brillantes no está exactamente al norte, aunque si es la más cercana a éste y por eso es la que sirve de guía para orientarnos.
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